De tener la llave escondida en mil cajas fuertes, deseando olvidar las claves para nunca poder abrirlas, he pasado a llevarla colgada de mi pecho, a la vista de quien me ama y de los espejos. La soledad, lo reconozco, tiene algunas cosas buenas. Ya entro de vez en cuando en mi cuarto oscuro.
1 comentario:
bien, lo mejor que he leido de ti.
Aitor
Publicar un comentario