08 enero 2005

TARDES DE DIFUNTAS

Hay ciertas tardes que aparecéis ante mí como esquelas de la memoria, mis difuntas esposas. Y os recuerdo con amortajado erotismo en el olor a moho y cerrado de vuestros besos. Suelen ser tardes de color mármol mate, plomizas, vacías de contenido. Por eso os añoro a la vez que os temo, porque aparecéis cuando tengo el corazón de resaca.

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