30 junio 2005

LA CÁVILA

Revestido de púrpura,
como los reyes y los condenados,
deambulo por las avenidas.

Como los reyes y los condenados,
pues así mi ánimo oscila,
pensando si alguna vez
si algún día no lejano
podré mirarme al espejo,
sonreír, abrir bien los ojos
y decir: Al Fin,
al fin por fin me amo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No hace falta decir que lo que devuelve el espejo no es más que un mero reflejo de lo que de verdad es cada persona... Hay que mirar hacia dentro.

Y ¿no son los reyes también condenados?

...

Anónimo dijo...

Te lo dije el otro dia, pero se ve que como soy amigo tuyo no puedo echarte en cara lo mucho que vales para esto.
En fin,... me contento al menos con poder disfrutar lo que escribes. Y sencillamente guardo un silencio pasivo.

Marcos Alexandre dijo...

Goste muito deste poema... Muito este seu blog, descompromissado como devem ser todas as coisas.

el que deambula dijo...

Desde el principio me ha dado pudor comentar lo que ya habíais comentado, pero quizás es buen momento para empezar a hacerlo.

Trazos... que gran razón tienes. Sin embargo, como los reyes y los condenados, cada uno albergamos en nuestro interior lo bueno y lo malo. Y este poema va del día de la aceptación de ambas caras... Besos.

Javi, que te voy a contar. Que te quiero mucho y que me ruboriza que siempre hables bien de lo que escribo. Cuando el elogio se siente sincero, como me pasa contigo especialmente, uno sólo puede hacer eso: Ruborizarse y echar balones fuera. Por eso te pido que pese a lo que te diga, nunca guardes silencio. Nunca.

M.N. Querido amigo ou amiga. Apareces por meu bitácora e nunca me deixas rasto de que fazes, qual é teu mundo, cuales tuas palavras. Só me deixas feliz e com vontades de saber mais de ti. Espero que cedo deixes impressões. Um abraço.