30 septiembre 2005

NONADAS #4

(Onírico casino)

-Cuatro…. Mmm es poco cuatro. Pido carta.

-El señor pide carta… Cinco y media.

-Cinco y media… ¿Qué me dan con cinco y media?

-Déjeme consultar el catálogo. Ah, sí: Una casa, un trabajo, comida en la nevera y un susurro en la noche, de vez en cuando.

-Pues no esta nada mal… Déjeme pensar…Pues sí, mire, me planto, cinco y media está bien, me planto.

-El señor se ha plantado. Por favor, firme aquí.

(folio con tres copias, papel de calca y membrete gris)

-Un momento… ¿Hay letra pequeña?

-Pues sí, hay letra pequeña. Leo: Con cinco y media tendrá una casa, un trabajo, comida en la nevera y un susurro en la noche (leo la letra pequeña) recordándole, de vez en cuando, que pudo haber sacado seis.

-Vaya, pero con cino y media está bien, ¿no cree?

-(el groupier se encoge de hombros)

-Bueno, vale, Y con seis, ¿Qué me dan?

-(de memoria) La tranquilidad de no haberse plantado con cinco y media.

-Claro, la tranquilidad… Pues déme otra carta, qué coño, estoy en racha.

-El señor pide carta… Esto...

-Ocho…

-Me temo que sí, señor... Lo siento mucho, ha sacado ocho.

-(con lágrimas en los ojos) Ocho...

-No se preocupe, señor... No tiene que firmar nada, ya lo hago yo.

28 septiembre 2005

NONADAS #3

(firma de libros en unos grandes almacenes)

-Eh, hola… Encantado ¿eh? Qué ilusión tenerla tan cerca, de verdad…

-Hola, el gusto es mío (risa forzada, pluma preparada, dedicatoria clásica).

-¿Me puede firmar aquí…? Es que me hace una ilusión, me he tomado hasta el día libre para poder verle en persona, me he leído todos sus libros y…

-(atónito) Disculpe… eso es billete de cincuenta euros.… ¿Cómo quiere que le firme ahí? Esto es una firma de mi última novela, joven.

-Ya… Me va a disculpar la licencia, pero me pareció más original aquí. Es que pienso que esto es lo que mejor representa su obra…

-Esto… ¡Seguridad, por favor!… llévenselo de aquí.

27 septiembre 2005

MAJOR CUCO

Aunque la gente piensa que soy virgen, hace años que no lo soy. Ni siquiera Alberto lo sospecha, de hecho creo que sería devastador para su ego comprobar que su mejor amigo (al que supone una solterona de las de antes) lo hizo por primera vez un par de años antes que él. El caso es que no se lo conté a nadie entonces, y conforme fui escuchando a mis amigos publicar estúpidamente una hazaña tan natural como, por ser la primera vez, casi siempre desastrosa, decidí crearme la fama de virgen irrefutable para alimentar la concepción de tío raro (maricón, pajillero, integrista, boquerón) que siempre me ha acompañado. Rollo Britney Sprears, supongo, marketing personal a lo siniestro.

Es una posición difícil la mía, no obstante. De hecho cuando me he despertado al lado de Susana, no sé, he tenido la tentación de contárselo a todo el mundo, sobre todo por la casi total ausencia de esfuerzo por mi parte, David Bowie aparte. Susana comenzó un férreo interrogatorio aenas empezamos a charlar. Fue tal la variedad e intensidad del mismo, que ni siquiera me di cuenta cuando Alberto se fue. Al parecer se despidió de mí, eso dijo Susana, pero supongo que andaba demasiado concentrado en no suspender mi particular exámen. Notaba la espalda sudorosa y la mente a cien por hora buscando argumentos razonables a cada una de mis respuestas. Algo así como si estuviera en un proceso de selección de la Agencia Espacial Europea. Tal era la presión que llegó un momento (creo que cuando me preguntó si la circuncisión me parecía maltrato infantil) que se lo tuve que soltar:

-Tía, Susana, cojones, para ya, que parezco el Mayor Tom.-

Y fue como resumir en una entrevista de trabajo que eres soltero, que no tienes familia, que estás dispuesto a la movilidad geográfica absoluta y que cobrar horas extras es de enemigo del crecimiento económico. No sé qué extraño mecanismo activé en su mente, pero el caso es que Susana se quedó callada de repente, se levantó como un resorte y obligó a Chano a ponerle la canción. Tampoco yo sé que mecanismo activa Major Tom en mí, pero el caso es que ponerla a todo volumen saca de mí al triunfito que todos llevamos dentro. Es como tocarle las palmas a un bailaor borracho.

Todos nos miraban un poco flipados. Un tipo de uno noventa y largos vestido de luto y una manceba treintañera con cara de inquisidora cantando a dúo I´m floating in the most particular way es un poco kitch, pero ni siquiera nosotros podíamos controlarlo. Estábamos sumidos en el P.F.E.V.B. ( Proceso de Fusión Emocional Vía Bowie) y de ahí a la cama y a fundar una familia hay muy pocos pasos, todo el mundo lo sabe. De todas maneras, yo ya tenía la convicción de que esa noche era mi noche, y quizás por eso ni esperé a que se diera el momento propicio. Terminamos la canción y tras los pocos aplausos que recibimos, la cogí de la mano y nos fuimos a su casa.

Ahora la observo dormida y ya digo, me entran ganas de secuestrar la emisora de radio local y hacer un comunicado a lo año setenta y cinco: Españoles, Cuco ha chingado. Pero tengo mis dudas al respecto. Mi espíritu de falso virgen me reporta ciertas satisfacciones. Ví un brillo de tensa morbosidad en sus ojos cuando le dije con tono afectado y profundo: -Verás, Susana, tengo algo que contarte… Yo es nunca he estado con una chica…- Supongo que algún día le contaré la verdad.

Que mi cohete ya ha ido y vuelto al espacio unas cuantas veces.
Imagen: Google images.

25 septiembre 2005

CHANOPARTY

Nada más premonitorio que Whole Lotta Love de Led Zeppellin dándonos la bienvenida al piso de Chano, que es algo así como el tío Iturrioz que Alberto y yo nunca hemos tenido. Treinta y nueve años de soltería militante, fue nuestro profesor de literatura en el Instituto, aunque lleva como dos años alternando la asistencia al trabajo y las bajas por depresión. Según nos cuenta riéndose con un porro en la boca, comprobar que Max Estrella le parece a los adolescentes de hoy un personaje hortera y previsible le sume en los más negros augurios sobre la cultura ibérica. Obviamente la depresión es una excusa para poder escribir sin tener que pedir excedencia y por tanto, sin tener que renunciar al sueldo de funcionario. Su matemático cálculo de las bajas para evitar pasar por un tribunal médico que lo pudiera declarar incapaz y sus años de actor de teatro en Barcelona hacen de él una máquina de chupar la sangre al sistema público. No obstante es un buen tipo. Después de todo, nos invita siempre a sus fiestas, aunque nunca hemos sabido del todo porqué.

Hay menos gente de lo habitual, seremos unas diez o quince personas, algunos conocidos ya de otras ocasiones y otros completos desconocidos, gente que aparece y desaparece de la vida esa o.n.g. andante que es Chano. Alberto apenas ha llegado ha empezado a beber como si se fuera a acabar el mundo. Algo debe preocuparle, aunque charle animadamente con Javier, uno de los amigos de Chano y empleado de la biblioteca municipal. Yo en cambio me siento hoy ligeramente abstemio, y aprovecho la breve tregua a mi hígado para repasar las estanterías de discos de Chano, que para mí es un pequeño y curioso museo de la música del siglo XX, ya que tiene discos prácticamente de todos los estilos y décadas y además los tiene clasificados por estados de ánimo y estaciones, clasificación a todas luces subjetiva pero interesante, porque jamás pensaría que alguien pudiera calificar de "Música Sexy" Perfect day de Lou Reed.

En esas estoy, pensando seriamente en la posibilidad de secuestrarle algún disco sin que lo note, cuando alguien se coloca detrás mía y me dice –Anda, pero si es el sacalenguas-. Me giro como si me hubieran adivinado las ideas y ostia puta, veo que es la chica del Charming. Tras el ligero mareo y el lógico deseo de ser tragado por la tierra, sólo acierto a decir –Necesito una ginebra-, y me quedó temblando cuando veo que la tipa va a la cocina y vuelve con un gin-lemon en una jarra de cerveza, cóctel explosivo presentado ante mí con un –Me llamo Susana, ¿y tú?- que se me antoja de anuncio de Martini. Sin duda tengo que tener la misma cara de gilipollas del botones que se encuentra con el loro, porque en vez de decirle mi nombre habitual (Cuco) me sorprendo diciéndole que me llamo José María.

Susana es manceba en una farmacia del centro, y el tipo que la acompañaba el otro día en el bar era, afortunadamente, su hermano, que estaba pasando por una mala racha y por eso estaba dándole la vara. Tiene unos cuantos años más que yo y la voz más grave de lo que es habitual en una chica. El pelo, muy corto, no hace sino resaltarle una cara peculiar pero bonita, con una boca, nariz y ojos más grandes de lo que hubiera considerado Buonarotti canon de belleza femenina pero armónicamente situados, de tal manera que ni parece un loro ni un buzón de correos. Castaños, sus ojos están examinando cada poro de mi cara, lo que me hace lamentar no haber pasado la itv a las posibles espinillas antes de salir de casa. No obstante, no parece que haya encontrado algo demasiado desagradable hasta el momento porque, aunque me confiesa que ha tenido algún que otro escarceo con Chano, parece sólo interesada en interrogarme. Me siento como si estuviera jugando al buscaminas con ella, aunque me voy creciendo a base de ginebra.

Alberto de vez en cuando se me queda mirando sonriendo, aunque a mí no puede ocultarme la profunda tristeza que tienen sus ojos. Hay veces que este chico me da miedo. Sin embargo hoy no puedo atenderte como mereces, queridísimo amigo. Led Zeppellin ya presagió que la noche estaba de mi lado.

Otros episodios relacionados (orden cronológico): Botellón, 6.AM., Cocodrilos, Trainscadding, Momentos para siempre, Morir en paz