24 agosto 2005

6 A.M.

Llego a casa hecho un cristo. Tengo la cazadora y el pantalón llenos de hierba mojada, que es algo así como barro verde, o hierba marrón. O ambos mezclados, como la ropa de camuflaje. Y del aspecto de mi cara no creo que pueda decir nada mejor. La he visto reflejada en el
portal de casa y simplemente, me he dado pena. Parezco salido del video de Thriller. Seis de la mañana. El zombie vuelve a casa. Cambio.

Intento no hacer ruido para no despertar a mis padres, pero al abrir la puerta veo una luz en el salón y a mi padre sentado en la butaca, viendo los dibujos animados como cada día. El volumen es tal que seguro que mi madre y medio bloque más está disfrutando de “La Aldea del Arce”. Sin embargo, ella parece que sigue en el dormitorio. Seguro que el mero hecho de poder estar sola en la oscuridad ya es una recompensa para ella. Sobre todo si estás casada con un tipo que a raíz de un accidente está absolutamente obsesionado por una coneja que lleva un lazo rosa en la oreja.

Los médicos se explican que no duerma más que dos o tres horas diarias. Al parecer, la ostia que se metió con el camión le produjo una inflamación cerebral que dañó la zona que se encarga de regular el sueño. Hasta ahí de acuerdo. Sin embargo, no terminan de entender porqué se la va la olla tanto, y lo único que nos dicen es que es un trastorno psiquiátrico consecuencia del shock del accidente, pero que su cerebro es perfectamente normal salvo por lo del sueño. Y una polla. Mi padre según le da el punto te contesta como tu padre, como un compañero de la facultad o como la mismísima fallera mayor. Me pregunto con quién hablaré hoy, si es que me ve.

-Eh, hola papá-
-Hijo, desde luego llegas a unas horas…. Te pasas el fin de semana de juerga. Luego dirás que estás cansado para ir a biblioteca-
-Sí, papá-
-Estás hecho un golfo, jeje. Pero qué coño, al fin y al cabo si no lo haces ahora para cuándo lo vas a dejar. Anda, echa la ropa a la lavadora y acuéstate, que lo que le faltaba a tu madre era verte así. Ven, dame un beso-

Coño, hacía tiempo que no lo veía tan lúcido. Le doy un beso y le hago caso. Mi madre recién levantada no es que tenga mejor aspecto que yo, pero si me ve con esta facha no me va a decir nada. Directamente se va a ir a la cocina y se va a colgar de la campana extractora. Mientras me desnudo, pienso en Cuco, y le doy un toque al móvil para ver si está ya en casa. No me contesta, pero seguro que ya ha llegado y está ahora viendo una porno antes de ir a dormir, borracho y maltrecho. Los sábados son previsibles hasta en lo que hacemos al llegar a casa. Ya estoy en la cama metido cuando mi padre me llama, en voz baja primero, luego subiendo el tono progresivamente. Me cago en sus muertos y me levanto de nuevo.

-¿Qué quieres, papá?
-¿Oye, tu sabes dónde venderán un album de cromos de la aldea del arce?
-….-

Sonrío, le doy un beso y le digo que no se preocupe, que mañana mismo le pregunto al del kiosco dónde puedo encontrar uno. No puedo evitar descojonarme en mi cuarto. Mi padre está hecho polvo. O eso o simplemente está enamorado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En ocasiones, ¿qué diferencia hay?