El método de la Brigada de Investigación Científico-Policial de La Chalana/Sta. Eulalia sorprendió en el congreso de los CSI mundiales pese a ser la peor dotada económicamente de toda Sudamérica, pese a estar situada en una de las zonas criminalmente más desbordadas del mundo, pese a contar solamente con dos forenses y unos cuantos estudiantes de ciencias reciclados a agentes del orden en un país desbordado por la tiranía y la corrupción.
100% de los casos resueltos con una media de duración de la investigación de dos días. Los datos del dossier con el que contaban los asistentes antes de la comparecencia del Dr. Sánchez eran abrumadores. Ni siquiera el país que cumplía los mejores ratios Presupuesto/Criminalidad podía competir con La Chalana/Santa Eulalia.
Muchos comentaban la existencia de hombres con una especial intuición, con una profesionalidad independiente a las condiciones circundantes de los que el Dr. Sánchez parecía formar parte. Otros, sin embargo, miraban hacia sus propias unidades, mencionando el exceso de celo que entorpecía las investigaciones, el aumento desconsiderado de trámites burocráticos, la falta de vocaciones de forenses y criminalistas… Todos esperaban la comparecencia del Dr. Sánchez, tipo gris dictatorial, metro sesenta, pelo cano y cara de brujo impostor.
El Dr. Sánchez, tras una breve exposición en la que apenas mencionó aspectos obvios de metodología científica pero eso sí, en la que defendió con encendida claridad una mayor colaboración económica de los asistentes con su unidad y su maltrecho inventario, fue preguntado por un asistente por la clave de los porcentajes abrumadores de su éxito.
El Dr. Sánchez miró con desconcierto a su inquisidor, tan clara le parecía la respuesta. Y como el que contesta a un niño pequeño, dijo ante la sorpresa de los conferenciantes: -Señor, ya sabe usted: Ponerle ilusión, rogarle a Dios y sobre todo, lo más importante: Tirar de los archivos de vagos y maleantes-
100% de los casos resueltos con una media de duración de la investigación de dos días. Los datos del dossier con el que contaban los asistentes antes de la comparecencia del Dr. Sánchez eran abrumadores. Ni siquiera el país que cumplía los mejores ratios Presupuesto/Criminalidad podía competir con La Chalana/Santa Eulalia.
Muchos comentaban la existencia de hombres con una especial intuición, con una profesionalidad independiente a las condiciones circundantes de los que el Dr. Sánchez parecía formar parte. Otros, sin embargo, miraban hacia sus propias unidades, mencionando el exceso de celo que entorpecía las investigaciones, el aumento desconsiderado de trámites burocráticos, la falta de vocaciones de forenses y criminalistas… Todos esperaban la comparecencia del Dr. Sánchez, tipo gris dictatorial, metro sesenta, pelo cano y cara de brujo impostor.
El Dr. Sánchez, tras una breve exposición en la que apenas mencionó aspectos obvios de metodología científica pero eso sí, en la que defendió con encendida claridad una mayor colaboración económica de los asistentes con su unidad y su maltrecho inventario, fue preguntado por un asistente por la clave de los porcentajes abrumadores de su éxito.
El Dr. Sánchez miró con desconcierto a su inquisidor, tan clara le parecía la respuesta. Y como el que contesta a un niño pequeño, dijo ante la sorpresa de los conferenciantes: -Señor, ya sabe usted: Ponerle ilusión, rogarle a Dios y sobre todo, lo más importante: Tirar de los archivos de vagos y maleantes-
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