En la cafetería del hospital, un médico y un estudiante charlaban . -¿Lo más extraordinario que jamás he visto?. Hace un año, aquí mismo, sentado a una mesa, desayunando. Un hombre perfectamente sano. Alto, fuerte, bien parecido... completamente sano salvo por un detalle. En el centro de su pecho, a la altura del estómago, presentaba un enorme agujero que no sangraba ni como luego descubrí, le infringía dolor alguno.- -¿Y qué se le diagnosticó?- se sorprendió el aprendiz -¿Una úlcera, un cáncer…?¿Acaso la lepra?-. -No,- respondió el doctor. –Simplemente soledad-.
1 comentario:
Siempre encontraremos los defectos que saltan a la vista
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