24 febrero 2008

DOMINGO

Asumir este domingo indiferente
aderezado de semanario y siesta
de tendedero plancha y planning
de preludio de batalla sinsentido
no es ya difícil ni amargo
ni profundo ni literario
es simplemente
una mierda

Una mierda como un templo
pero plácida, en cierto sentido,
por lo que tiene de consciente.

Mañana, entre legañas,
volverán la ansiedad y la rutina
a vestirlo todo de idealismo.

06 febrero 2008

LOS CUERPOS EXTRAÑOS

No sé si recuerdas cuando hicimos el amor en casa de mis padres, aquella tarde lluviosa en la que ellos iban al supermercado y tú aparecías llamando a mi puerta con tus jeans y tus encuestas, tu súbito y mal remunerado interés por mis preferencias de compra. No sé si recuerdas que estabas mojada y cansada, que apenas sostenías el bloc y la sonrisa bajo un impermeable amarillo a lunares rosas. Que te invité a un té hecho en leche, sin azúcar, y que lo aceptaste sólo porque contestaría a las preguntas y porque no parecía un tipo raro, porque parecía decente. Lo tomaste con gesto serio en la salita, concentrada en las marcas de soja y mis hábitos de desayuno mientras el calefactor, no sé si recuerdas, iluminaba tu cara de tonos naranjas. Me dijiste tu nombre entre pregunta y pregunta, entre sorbo y sorbo, y era Marcela o Martina o Marita o Marta. Mientras, en la radio, creando atmósfecha, sonaba sweet lorraine con chet baker desde la ultratumba pero ni con su ayuda, pese a que yo insistía, cediste terreno a ninguna de mis pequisas. Empezaba a anochecer, fuera escampaba, y todavía te quedaban tres bloques para volver a casa.

No sé si recuerdas que hicimos el amor apenas te fuiste, seca y cansada, a seguir con tus margarinas y tus brioches, tus leches y tus chapatas. No sé cómo nos desnudamos, ni en qué momento de la encuesta se desataron las pasiones. Pero recuerdo bien tus pechos pequeños, tus escápulas aladas, tus mejillas naranjas y el impermeable amarillo. Y recuerdo también que fue nuestro amor tierno y privado, rápido y triste. Porque mientra te abrazaba, después del orgasmo, llegaron mis padres del supermercado sin avisar, como de costumbre, cargados de bolsas, cargados de realidad.