01 diciembre 2005

SIN RETORNO

La furgoneta descansa a unos metros de la autovía. Huele a bostezo y duermevela, y el motor supira vencido por las horas como un mastín viejo. Llevamos cientos de kilómetros en dirección al norte, aunque aún no hemos decidido qué haremos cuando el sol nos sorprenda en el horizonte, cuando la larga autovía empiece a ofrecernos alternativas de destino. Sólo sabemos que no volveremos en mucho tiempo, que ni siquiera lo haremos juntos. Cada uno elegirá un lugar para quedarse y el último se hará cargo de la furgoneta, como compensación por las molestias de saberse solo en los últimos kilómetros.


Aún seguimos los que empezamos el viaje, pero en cada parada, como el alcohol en las noches de fiesta, nos vamos emborrachando de nuestros propios fantasmas en silencio. Sin lugar a la despedida, porque todo está ya dicho, tengo la sensación de llevar varias horas viajando solo junto a difuntos desconocidos. Es noche cerrada, un reptil que se desliza torpemente vigilándonos, envolviéndonos como si quisiera asfixiarnos o darnos abrigo. Curioso, también la oscuridad, como nuestras almas, parece debatirse entre el miedo y el misticismo.


Para escuchar: "Paris, Texas", de Ry Cooder.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"And all the roads we have to walk along are winding
And all the lights that lead us there are blinding
There are many things that I would
Like to say to you
I don't know how
..."

De alguna manera, ya lo has dicho tú todo, el resto también.