19 junio 2005

TERRORMOBILE

Bien, me acabo de gastar más de quinientos euros en un móvil… Tranquilidad, cobro mil, así que no deja de ser el cincuenta por ciento de mi nómina, un mes más ajustadito y todo olvidado, de todo se sale en esta vida. Además, que sí, que son quinientos euros, pero no me los he gastado en un móvil cualquiera, no. Me he comprado un puto Shampla, el equivalente a un ferrari en el mundo de los teléfonos móviles, así que el precio es lo de menos.

Un Shampla terrormobile, bello como un diamante y duro como un kalashnikov. Por supuesto, tiene todo lo que tienen los demás móviles de semi-lujo: Cámara, vídeo, conexión a internet, eso es ya básico para un Shampla, pero además es estación metereológica, gps, localizador de personas, mando a distancia, inhibidor de frecuencias, brújula, orgasmatrón con su accesorio especial de serie y como no, el mayor y mejor acumulador de melodías de la tierra. Sus doscientos gigas de melodías hacen de él el mejor diferenciador de amigos jamás conocido por el hombre. Parecía complicado, pero he conseguido identificar a cada uno de los cuatrocientos treinta contactos de mi agenda con una melodía diferente.

A Miguel, por supuesto, le tengo identificado con los Y.M.C.A. de Village People. Si él no quiere salir del armario que se joda, al fin y al cabo es un secreto a voces y a mi es la única canción que se me viene a la cabeza para él. A María la tengo con la melodía de Space Cowboy de Jamiroquai, una canción que me relaja como ella y que tiene ese puntito, como ella, de psicodelia barbitúrica. A Juan lo tengo con Message in a bottle. Como la canción, Juan es un tipo clásico como Police, a la vez que moderadamente interesante como Sting. A Clara la tengo con Bachata pura y dura, jeje, hardcore latino. La verdad es que no se me ocurría nada mejor para ella, tan graciosa y horterita la pobre. A Lourdes con Britney Spears, por pura ironía, vaya. Podría seguir enumerando, pero son demasiados contactos y he tardado demasiado tiempo como para repasarlos uno a uno, la muestra ya de por sí dice mucho del proceso.

Cerca de tres días a razón de ocho horas diarias, me he sentido como un pintor loco terminando su obra maestra. Pero ya está todo configurado… Mi Shapla Terrormobile ya está cargado y a punto para disparar. Ya sólo queda esperar a que llamen todos mis amigos, jeje, a que llamen un día de estos. A que llamen, simplemente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cualquier manera es válida para no perder en el olvido a los que queremos... y ellos tampoco.
Espero que suene el teléfono, que si no!.
Claro que se acepta el mail.
Un abrazo.