18 abril 2005

...Y ESTO NO ES UNA CARTA EN CADENA.

Seleccione, de los números de su agenda, aquellos a los que no llama o de los que no recibe llamada alguna desde hace más de dos meses: Deséchelos.
De los que queden, que no son muchos, seleccione aquellos que pertenecen a sus amigos; es decir, descarte los números del trabajo, de su familia o de su pareja, esos no cuentan.
A continuación, sin pensarlo, elija aquellos a los que les confiaría algún secreto íntimo sin temor a que les rechazase, sin temor a una monserga. Aquellos a los que sin duda, sin duda alguna, puede llamar a cualquier hora, en cualquier circunstancia, y tiene la completa seguridad de que descolgaran el teléfono ansiosos de oír su voz, ansiosos de saber qué le pasa, ansiosos de sentirse parte de su vida….
Bien. Ahora, si tiene la suerte de contar con alguno, llámelo. Inmediatamente. Y dígale que le quiere, sin tapujos.

Vamos… ¿a qué está esperando? Si duda en hacerlo, comience por el principio. Quizás haya sido demasiado benévolo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahora mismo te llamo, sin dudarlo

Anónimo dijo...

jajajajaja, ese es mi chico.
Aitor